martes, 18 de febrero de 2014

Un pequeño milagro


Febrero 2014 


Un pequeño milagro 

Paco Bautista SMA

Una sonrisa no cambia el mundo, pero conmueve el corazón, al menos el mío. Ayer tarde volví al hospital y volví a encontrarme con  los enfermos y sus familiares. Detuve mi mirada en una niña de no más de diez años con una desnutrición tan severa como la que vi en Bubakar, o quizá más. Era un varadero “Cristo” clavado en una cama.

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Ramatu

- No habla, no ríe, no tolera casi ningún alimento-, me comentó su abuela.

Yo me acerqué a su cama, la tome de ambas manos, las fui acariciando con ternura, con delicadeza. La mire directa a los ojos. Le sonreí. Luego le dije:

- Me llamo Paco. Mi nombre es fácil de pronunciar. ¿Cuál es el tuyo?

No dijo nada. Su mutismo era absoluto. La tristeza y la desolación dibujaban aquel rostro con más muerte que vida. Cada uno de sus huesos se podía contar. Pero insistí. No me di por vencido.

- Mi nombre es Paco, Paco... No es difícil, ¿cuál es el tuyo?, además-, añadí, nadie te ha dicho que eres una niña muy guapa, ¡pero que muy guapa! Así que no te queda más remedio que decirme tu nombre.

¿Fue mi poder de seducción, me echó una mano Dios desde arriba? No lo sé. Pero en un hilo de voz aquel cuerpo maltrecho dijo:

- Ramatu, me llamo Ramatu, y tú te llamas Paco.

- No sólo eres guapa, tienes además una voz preciosa- le respondí en tono alegre para insuflarle todo mi ánimo, toda mi cariño.

Y fue entonces cuando esbozó una sonrisa, que iluminaron sus enormes ojos tan vivos en aquel cuerpo tan próximo a su final.

La abuela, que seguía la escena se emocionó. Dijo:

- Desde que la ingresamos no había abierto la boca, y mucho menos había sonreído. ¡Que Alá te bendiga! ¡Gracias!

Entonces le acercó su plato con arroz, que tenía olvidado en un rincón. Su abuela la animó a comer, como hacía siempre. La niña negó con la cabeza. Con su mano escuálida me alargó la comida:

- Come tú primero, eres mi invitado- Ramatu compartía el alimento conmigo, con su inesperado amigo Paco.

Tomé una cuchara, comí unos granos de arroz, y le devolví el recipiente.

- Ahora te toca a ti. Está riquísimo. Cómetelo entero. ¡Y verás que pronto te pones buena y sales de esta cama! Una niña tan guapa como tú se va a recuperar enseguida. ¡Te lo aseguro! Además, yo le voy a rezar a Alá mucho por ti, porque ya somos amigos.

Y para sorpresa de la abuela, la niña comenzó a comer, despacito, muy despacito, según el alimento que su estómago podía tolerar.

Y allí las dejé. La abuela me miró con agradeciendo y Ramatu me dijo adiós con la mano. Yo le guiñé cómplice un ojo y ella volvió a sonreír. ¡Ojalá salga adelante! Sería un auténtico milagro. Pero   ¿por qué no? No dejemos de rezar por ella.

Una última palabra sobre esta niña, ¿no es hermoso que ella, la necesitada de alimento, sea la que tome la iniciativa para compartirlo con quien tiene al lado? Ramatu, sin saberlo, hizo un gesto que los teólogos llamaríamos profético.

Termino como suele terminar Jesús en algunas páginas de su evangelio: “El que tenga oídos para oír que escuche, el que tenga ojos para ver que vea

Lo anterior ocurrió el 29 de enero de 2014. No os hablé de la niña porque os conté mi visita a Gaya, y no quería añadir más dolor a la muerte de Bubakar. Pero hoy, a 11 de febrero y después de mi nueva visita al hospital, os cumínico con alegría que Ramatu se ha recuperado milagrosamente. Las ganas de vivir, el ánimo recuperado, y algún reconstituyente vitamínico que la providencia le hizo llegar, han obrado el milagro. Ella ya está en su casa, sana y salva. Yo fui testigo cuando le dieron el alta. Aquellos ojos llenos de vida y recuperados volvieron a sonreírme.

- Paco, me dijo con afecto.

- Ramatu, le respondí con alegría.

Mis ojos contemplaron como dejaba el hospital acompañada daae su familia.

¿No os parece buena noticia? A mi sí. Ya que ningún diario se hará eco de ella yo os la cuento. No podía dejar de compartir con vosotros una alegría así, para que mi gozo lo sea también vuestro.

Una batalla está ganada, pero la violencia del hambre está más activa que nunca por estas tierras. Los datos así lo dicen y la precariedad de las cosechas es alarmante en muchos rincones de Níger.  

Con todo mi afecto, una pequeña esperanza desde la tierra de los preferidos de Jesús

¡Que el Dios de los pobres nos anime a todos a construir su reino! Quedémonos hoy con el buen sabor de boca de que Ramatu le ha ganado la partida a la injusticia de la muerte que estuvo a punto de llevársela.

Desde Niamey a 11-2-14, siempre fraterno:
Paco Bautista
Misionero SMA
www.misionesafricanas.org

jueves, 6 de febrero de 2014

DÍA DEL AYUNO VOLUNTARIO


Día del Ayuno Voluntario
(Viernes, 7 de febrero de 2014. 21:00 horas. Parroquia Ntra. Sra. de Las Rosas)


 
Buenas noches a todos.

Hemos vencido la pereza de salir de casa, en solidaridad con los 842 millones de personas que sufren el hambre en el mundo (12% de la población mundial)

Ahora estamos aquí, juntos, tranquilos, dispuestos a desconectar del “ruidos exterior” y pararnos a pensar lo que en el 2000, todos los países acordaron, que era,  trabajar juntos para acabar con el hambre antes de 2015. A menos de un año para que se acabe el plazo, comprobamos que estamos muy lejos de poder conseguir este objetivo.

África sigue siendo la región con mayor prevalencia de la subnutrición, con más de una quinta parte de su población desnutrida, mientras que, en cifras totales, la mayoría de las personas desnutridas están en el sur de Asia.

Está en nuestras manos ofrecer soluciones para que se cumpla este derecho fundamental para todos. Para acabar con esta tragedia es urgente generar un nuevo orden de relaciones, entre personas, asociaciones, empresas, organismos públicos, y entre países, que refleje la fraternidad que nos une a todos.

Es necesario un compromiso solidario mundial para que todos podamos beneficiarnos de los frutos de la tierra. Tenemos un reto grande por delante, pero no es imposible.

Si buscamos honestamente ser coherentes en nuestra vida con los valores que decimos querer, y, desde esa coherencia, participamos en la vida social, tendremos más autoridad para pedir honestidad y coherencia política. En la medida en que cada uno de nosotros nos vayamos haciendo más responsables de los otros, comprometiéndonos en la búsqueda del bien común,

Sólo en este camino abierto a los otros, la familia humana podrá afrontar el desafío de acabar con la pobreza y el hambre impulsando un desarrollo integral auténtico.

Antes de dar paso al testimonio del Padre Fran, se leerán unas reflexiones.

REFLEXIONES

La mejor manera de conseguir un mundo realmente justo y solidario es sumando lo mejor de cada cual y el esfuerzo común:

¿Tenemos los ojos abiertos a la realidad de nuestro mundo?

¿Ponemos límites a nuestro consumismo?

¿Practicamos día a día el dialogo fraterno con los demás?

¿Impulsamos valores de solidaridad y generosidad?

Las acciones sencillas de hoy pueden ser semilla de mayores compromisos. La vida de cada uno de nosotros no se construye de grandes heroicidades, sino con infinidad de pequeños gestos. Jesús nos enseña un camino privilegiado para la evangelización: el servicio.

¿Cómo es nuestro servicio a los demás?

¿Cómo, cuánto y donde sirvo?

¿Qué podemos hacer nosotros para remediar la situación de miles de personas?

TESTIMONIO DEL PADRE FRAN

Padre Claretiano, nacido en Burkina Faso, que nos contará y reflexionará con nosotros sobre África y su experiencia en Costa de Marfíl, en el Congo y en otros paises de África, además de compartir su aterrizaje en España y sus sentimientos en compartir el pan con sus hermanos.

ORACIÓN COMUNITARIA.

El milagro de compartir.-

Si tanto os preocupa la gente

Y la situación clama al cielo,

No me salgáis por peteneras

Diciendo que son muchos y no llega,

Que hay que despedirlos,

Que no es tiempo de vacas gordas….

¡Dadles vosotros de comer!

 

¡Aquí hay cinco panes y dos peces!

Son los primeros del banquete.

Y tú, ¿Qué es lo que tienes?

Vacía tu alforja

Y, ligero, pregunta a tu compañero

Si quiere poner también él lo que lleva.

 

Corred la voz.

Que se haga mesa fraterna;

Que nadie guarde el pan de hoy para mañana.

Desprenderos de lo que lleváis encima.

Tomad todo lo que llega.

Levantad los ojos al cielo

Y bendecid al Dios de la vida

Que tanto vela y vela.

 

Lo repartieron los que nada tenían.

Llegó para todos

Y aún sobró para soñar utopías.

 

Días habrá en que tendréis que compartir

No lo de un día

Ni lo de una mochila,

Ni lo que lleváis encima,

Ni las sobras de la primavera,

Sino lo mejor de vuestra cosecha,

Y aún vuestra vida misma.


Terminaremos rezando todos juntos de la mano el “Padre Nuestro”