El grupo de Misiones
de la parroquia me pide que escriba en este blog. ¿Qué puedo deciros?
Después de los años
que estuve participando en el Proyecto Baroke de la Fundación Adsis en Madrid donde
pude percatarme de la nobleza y alegría de tantos jóvenes africanos que se
acercaban a este proyecto para recibir clases gratuitas de español…
Después de años de presidir
la Eucaristía a las hermanas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón, hermanas que cuando hablan de la misión y
cuando hablan de África se les ilumina el rostro…
Después de multitud
de celebraciones del Domund, casi tantas como años tengo, en las parroquias en
las que he estado…
Después de innumerables
campañas de manos unidas, campañas del calendario misionero, infancia
misionera, tren misionero, mercadillos solidarios para la misión…
Después de mis
últimas visitas por la calle Asura 34 con los amigos de la SMA para charlar con
Rafa sobre pastoral misionera, un lugar donde todo huele a África y donde siempre
que voy me inunda un sentimiento de atracción y al mismo tiempo de cierto temor
ante una realidad desconocida para mí, pero al mismo atrayente.
Después de descubrir
la pasión, el entusiasmo y la alegría de los misioneros SMA cuando vienen a
nuestra parroquia de Ntra. Sra. de las Rosas
a hablar de la misión y como siempre nos
deja a todos conmovidos…
Después de todo
esto, me he preguntado tantas veces: ¿Que tendrá esa tierra que a tantos tiene
cautivados? En todo este tiempo se ha ido despertando en mí un deseo grande:
algún día tengo que ir a África.
Hasta hoy quizás por
falta de tiempo, quizás por falta de atrevimiento, este deseo no se ha hecho
realidad. Sin embargo desde el mes de febrero le venía dando vueltas en firme a
la idea de que este verano, ¡era el verano!
La gota que colmó el
vaso vino cuando estando yo discerniendo si irme o no este verano, llegó en
mayo la celebración de la Primera Comunión de Mari Carmen Moure, donde tuve la suerte
ser invitado a comer con su familia y sentarme en la misma mesa con los tíos de
Jesús Moure. Quedé conmovido del entusiasmo y cariño con el que hablaban de su
paso por África.
Fue en esa mesa que
me dije a mi mismo: Joan, este año, Sí. Esa misma semana llame por teléfono a
Rafa, SMA y le dije: -Rafa quiero ir a África.
Que tengo que hacer. Los misioneros de SMA me habían invitado numerosas
veces a ir a África.
Y allí que me voy
este mes de agosto con Isidro de SMA y un grupo de Granada. Gracias, claro está,
a la generosidad de mi párroco Miguel Ángel
que se quedará en la parroquia el mes de agosto, mientras yo me voy al Benin.
De algún modo me
siento invitado a cortar con todo durante casi un mes y a vivir una experiencia
de encarnación en un lugar completamente desconocido para mí lugar diferente.
Sinceramente, no sé
lo que me voy a encontrar en Benin. No tengo ni idea de cómo será aquello,
tampoco me importa. No me hago ninguna expectativa, simplemente quiero dejarme
llevar. A medida que se acerca la fecha voy sintiendo cierto temor, pero voy fiado
de que Dios ha querido que en este momento de mi vida realice esta experiencia.
De algún modo me
siento como enviado por mi Comunidad, y quiero con humildad observar, conocer,
aprender y rezar cada acontecimiento y
persona con la que me vaya encontrando.
Espero poder
escribir en este blog durante los días que allí estaré. Os seguiré contando. Un
abrazo y gracias a todos.
Joan Balcells