lunes, 23 de octubre de 2017

DOMUND (Testimonio)

DOMUND 2017

Mi vida misionera, en Benín y en Níger, ha estado marcada por la enfermedad. La alergia, el edema de glotis que dificulta la respiración y pone en peligro la vida, ha hecho que vuelva a España en estados de suma fragilidad en más de una ocasión. Pero nunca he perdido el horizonte del evangelio ni la pasión por la misión, haya estado en donde haya estado. Porque la misión va dentro, en lo más íntimo, se siente, te hace, te modela, se vive, la manifiestas hasta por los poros de tu piel, va en el brillo de tu mirada, en las palabras que dices, en las acciones que emprendes… Eres testigo de Dios, porque la palabra de Jesús te quema y no puedes callarla ni dejar de proclamarla un solo día. ¡Ay de mí si no evangelizare!, que exclamaría Pablo de Tarso.

A mediados de agosto de 2014, marcho a Níger lleno de proyectos e ilusiones. Comienzo a aprender una de las lenguas locales: el yerma. Resido en la casa de la Sociedad de Misiones Africanas, en Niamey, con un compañero italiano, Mauro Armanino. Veo la pastoral que él hace con inmigrantes, comenzamos una nueva parroquia en los extrarradios de la ciudad, visito los hospitales a ambos lados del río con Yves Bernard, que domina a la perfección la lengua yerma después de cuarenta años de presencia en medio de los enfermos. Al estudio de esta lengua le dedico ocho horas por día… No puedo sentirme ni más dichoso ni más feliz. Creo haber encontrado “mi lugar en el mundo”. Entonces, después de seis meses y medio de estancia, me sobrevienen varias crisis graves de edema de glotis y el médico me dice que no me queda otra que volver a España. 

Llego frágil, roto, con los ánimos por el suelo. En el hospital Ramón y Cajal me dicen que soy alérgico al polvo en suspensión y al pelo de animal. Entonces me sentía como Jesús en el huerto de los olivos. Hacía mía su oración: “Señor, que sea tu voluntad, no la mía”. ¡Qué lejos estaba en aquellos momentos de noche oscura, de tristeza, de intuir el mayor regalo que Dios tenía preparado para mí: cuidar, acompañar, servir a mi padre durante tres años hasta el final, hasta el último suspiro, en una enfermedad que lo dejó postrado en una cama y en dónde viví el amor en forma de servicio como nunca lo había imaginado! Sí. Vivir junto a mi padre ha sido de lo mejor que me ha pasado en la vida. 

Y en esos tres años no he dejado de ser misionero. Lo he sido al lado de su cama, por supuesto, pero también celebrando la eucaristía en los pueblos de las Alpujarras, dando testimonio de que el amor no tiene fronteras, y haciendo presente en mis eucaristías a los predilectos de Jesús: los empobrecidos en África, los enfermos, los desnutridos, y dando a conocer la valentía de los cristianos perseguidos y la enorme fe que tienen para salir adelante en condiciones de absoluta precariedad. 

No, no he dejado de ser misionero ni un sólo instante, porque lo soy, y la misión se lleva dentro. No lo digo con jactancia, sino todo lo contrario, con la humildad de quien aprende a vivir aceptando sus límites, de quien emprende ilusionado un año sabático y busca el lugar adecuado en África para seguir su recorrido misionero, de quien le dedica tiempo a profundizar en el estudio de la Biblia, pensando en la formación de las comunidades y sus catequistas, y de quien busca en la oración y el silencio hacer un discernimiento que me lleve a la misión, no como yo quiero que sea sino como Él me pida… Nuestros caminos no son sus caminos. Eso es algo que he aprendido demasiado bien a lo largo de toda mi vida, que ahora llega a los cincuenta.

No me quiero extender más porque en esencia he dicho lo más importante, lo que quería comunicar: que soy y me siento misionero esté en donde esté, con mis fallos, pero también con la osadía de buscar siempre la voluntad de Dios y la misión que me confía en cada momento.

Que el Señor nos mantenga a todos misioneros valientes, activos, contemplativos, lúcidos…, estemos en donde estemos, pues Él es, y nosotros siempre estamos en camino, un camino que nunca termina, que intentamos recorrerlo con el evangelio en el corazón, hasta el último día.


Un abrazo siempre fraterno. Paco Bautista, sma.



Paco Bautista
Misionero SMA

SOCIEDAD DE MISIONES AFRICANAS
C/ Asura, 34 28043 Madrid
Tel: 91 300 00 41
E-mail: sma@misionesafricanas.org

lunes, 16 de octubre de 2017

DOMUND 2017

Monición de entrada

Hoy es el día del Domund, es decir, la Jornada Mundial de las Misiones que celebra toda la Iglesia. El Mensaje que el Papa Francisco nos dirige con este motivo nos recuerda que la misión es el corazón de la fe cristiana, y el lema de la Jornada nos invita a ser valientes porque la misión nos espera.

La Misión está fundada sobre esta transformación del Evangelio, que trae una alegría contagiosa. El que conoce a Cristo encuentra una vida nueva, que lo libera del egoísmo y es fuente de AMOR; una vida nueva capaz de estrechar lazos con los demás e ir en peregrinación hacia los diversos desiertos y experiencias, con la esperanza cierta de que con Dios podemos hacer frente a todo. Por ello, uno puede ofrecer su vida con valentía e ir lejos, a casa de otros Hermanos, para que gocen de esa misma alegría.

(Canto de entrada y entrada del sacerdote)

Los misioneros han sido muy valientes, los más valientes. Se han fiado de Jesús totalmente y lo han dejado todo para anunciarle a Él y llevar a todos su palabra, su vida, su salvación. Y eso lo hacen imitando siempre a Jesús, que pasó haciendo el bien a todos: sanando a los enfermos, consolando a los tristes, dando de comer a los hambrientos, enseñando a los que no sabían…


Muchos de ellos han mostrado una gran valentía para dejar su tierra, su casa, sus costumbres, y aventurarse en otros lugares, muchas veces inseguros. Han manifestado su valentía en la temeridad de sus viajes, dada la precariedad de los medios con los que se contaba para los desplazamientos. En la constancia y perseverancia a la hora de aprender lenguas nuevas y adaptarse a culturas tan distintas. En el desafío a enfermedades contagiosas y a poderes políticos que les han perseguido y martirizado.

Ellos tienen claro que no están solos: todos los que formamos parte de la Iglesia estamos unidos a ellos. Y ¿cómo estamos unidos?:
  • Con nuestra oración.
  • Damos gracias al Padre por todo lo que hacen.
  • Pedimos al Señor por ellos, porque a veces viven situaciones difíciles: para ayudar a los que están sufriendo, sufren con ellos.
  • Nosotros podemos ser sus portavoces aquí, anunciando todo el bien que ellos hacen, porque a veces ni los mismos cristianos lo sabemos.

Por ello, hoy queremos ofrecer como gesto para comenzar la Eucaristía, una MOCHILA de Togo que nos han traído los jóvenes donde, como nos contaron ayer, traen un pedacito de África en sus corazones.


Perdón

NIÑOS

- Te pedimos perdón Señor porque siempre estamos diciendo quiero (quiero ver la tele, quiero este juego, quiero este móvil) y nos es salir a compartir nuestras cosas. Perdónanos Señor

- Te pedimos perdón por no dar gracias por todo lo que tenemos, por no valorarlo y no pensar en lo que necesitan los que nos rodean: nuestros padres, nuestros amigos, nuestros compañeros y los misioneros. Perdónanos Señor.

- Te pedimos Perdón Señor por no compartir con los demás la alegría de disfrutar en la misa, en la catequesis, en la post-co, en los grupos de jóvenes, en los grupos de mayores y no presentarte como Tú eres. Perdónanos Señor.

- Te pedimos perdón por no reconocer el rostro de Jesús en aquellos que nos necesitan. Perdónanos Señor.

MAYORES

Muchas veces tenemos miedo de saber lo que pasa a nuestro alrededor, porque nos da miedo comprometernos. Perdón Señor.

No nos gusta ayudar y no queremos que conozcan nuestras cualidades y valores, para que nos dejen tranquilos. Perdón Señor

Tenemos miedo de hablar de Jesús, de ser sus testigos, de defender a nuestros hermanos y amigos. Perdón Señor.


Oración de los fieles

NIÑOS

Que la Iglesia de testimonio del amor de Dios a todos los que tienen sed de su Palabra. Roguemos al Señor

Que salgamos a ayudar a las familias, especialmente de aquellas que más lo necesitan. Roguemos al Señor.

Que dejemos nuestros juegos, nuestra televisión, nuestras comodidades y salgamos a las calles a anunciar la Palabra de Jesús. Roguemos al Señor.

Que compartamos con los misioneros y misioneras en todo el mundo su alegría al encontrar a Jesús en los demás. Roguemos al Señor

Que estemos siempre dispuestos a anunciar con valentía los valores del Evangelio en el trabajo, en la escuela, en casa, en todos los momentos del día. Roguemos al Señor.

MAYORES

Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos, niños, jóvenes, adultos y familias, para que, viviendo el espíritu de la misión, nos involucremos todos para hacer crecer en cada uno un corazón misionero. Roguemos al Padre.

Para que anunciemos con valentía el Evangelio a todo el mundo, en nuestro día a día, ya que quienes lo acogen con Fe y Amor experimentan su fuerza transformadora. Roguemos al Padre.

Para que todos, como Iglesia, continuemos nuestra misión de Buen Samaritano, curando las heridas de la humanidad, y, a imitación del Buen Pastor, busquemos sin descanso a quienes se han perdido. Roguemos al Padre.

Por los misioneros y misioneras, que han dejado valientemente su patria por amor a Cristo, para que sean testigos del Evangelio y promuevan en todas partes la reconciliación, la fraternidad y el saber compartir. Roguemos al Padre.

Por los jóvenes que son esperanza para la misión y que se han dejado fascinar por Jesús, para que, como dice el Papa, “sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la Tierra”. Roguemos al Padre.

Por nosotros, para que, como comunidad cristiana, sintamos el deseo de salir de nuestras propias seguridades, y remar mar adentro para anunciar el Evangelio a todos. Roguemos al Padre.

Por este nuevo año del Plan Diocesano de Pastoral que nuestro obispo inaugura en la Vicaría el próximo jueves: que el Señor siga derramando su Espíritu sobre todos aquellos que, desde la oración y la reflexión, están aportando líneas de futuro para nuestra archidiócesis y nuestras comunidades; que el trabajo realizado se siga sembrando nuestra Iglesia que camina en Madrid para que podamos ser fieles a la voluntad del Señor sobre nosotros. Roguemos al Señor

Ofrenda

Ofrecemos los dibujos que este año os proponemos compartir con todos vosotros en los que lo importante es que lo hagáis con vuestros padres, vuestros hermanos y con vuestros amigos, para compartir el mensaje de Jesús y vivir el DOMUND de una forma diferente.

También queremos ofrecer el Pan y vino signo del Amor de Dios, que cada Eucaristía comparte un pedacito de su corazón para que nosotros compartamos su Amor con los demás.



Oración

Levanto el corazón a ti, Señor:
Ayúdame a lanzarme, hazme valiente.


Muéveme con tu impulso a donde quieras,
Inventa los caminos de mi vida.
Sé que Tú me guiarás, y eso me basta.
Incluso con mis dudas y mis miedos,
Oyendo tu llamada, daré el salto:
No importa nada más, si vas conmigo.

Tu alegría, Señor, será mi fuerza,
Evangelio que es luz para los pobres.

Envíame a anunciar esta Noticia,
Sembrando la ternura y la esperanza
Por las mil periferias de este mundo.
En tu misión confío, porque es tuya.
Renueva esta ilusión de darme a todos,
Amándote en quien sufre, en mis hermanos.

Amén



viernes, 6 de octubre de 2017

Jóvenes en Togo





Hola a todos,

A la vuelta del verano queremos compartir con vosotros la actividad MISIONERA que han realizado algunos jóvenes de la Parroquia en Togo junto a Joan y que quieren contarnos el próximo día

21 de octubre de 2017

a las 18:00 horas

unido a la Jornada del DOMUND que este año tiene un lema acorde con el esfuerzo que han realizado estos chicos:




“Sé valiente, la misión te espera”







Para abrir boca, os traslado lo publicado por un joven en la página web de Adsis Togo (www.adsis-togo.org) que viene en francés pero que hemos tratado de traducir para que todos disfrutemos (perdonar por los errores de traducción).

Después esperamos que nuestros jóvenes nos cuenten su experiencia.


Segunda edición Campamento de verano
«Unissons les frontières 2017»


La promoción de la vida comunitaria, el intercambio de cultura entre jóvenes españoles y jóvenes togoleses; ayudando a los niños a prosperar en vacaciones y sacar el máximo provecho de estas vacaciones. Estos son los objetivos fijados por los promotores del campamento de verano 2017 en Lomé.


Este campamento de verano, como cada año, se convierte en una nueva experiencia para cada animador; que fue mi caso.

La experiencia de una vida comunitaria, el intercambio de cultura entre jóvenes togoleses y jóvenes españoles. Una nueva familia que me recibió y me llenó de alegría todos los días. La sonrisa que encontré en los labios de cada animador a pesar del cansancio y de las tensiones. La motivación, el compromiso y el trabajo de los animadores, que deben ser felicitados. El compartir diferentes canciones, bailes, etc. ... entre nuestros dos países (Togo, España) y sobre todo los temas discutidos en este campo, el tema de "Ecología" y el de "Juventud y religión" fueron bienvenidos.

El encuentro con los niños en los diferentes talleres fue un momento fuerte e inolvidable. Niños que se dieron en cuerpo y alma para aprender. Nos apegamos a estos niños que finalmente se convirtieron en nuestros propios hijos, de quienes la separación fue realmente dolorosa en el último día. Niños que lloraban y por los que algunos animadores lloraban. Fue muy conmovedor.

No podemos ignorar los momentos de oración y encuentro que nos permitieron orar unos por otros. La misa de cierre del campamento el sábado, 19 de agosto a las 12:00, una misa como ninguna otra. Una Misa rica en emoción con lágrimas, parecía que estábamos en una "misa fúnebre"; una Misa presidida por el Padre Joan BALCELLS, durante la cual los miembros de Adsis Jeune Togo recibieron el credo Adsis, un símbolo de compromiso dentro de la comunidad Adsis.

También cabe destacar que la primera reunión de Adsis Jeune Togo, que se celebró en presencia de CARMEN ALBA, MARTA DÁVILA y el padre JOAN BALCELLS, miembros de Adsis España.

Todo salió bien bajo el benevolente control de la Santísima Trinidad.

MATHIEU-VALERY BITCHATOU