Comenzamos invocando
al Espíritu,
el Maestro interior
que nos abre los ojos y nos enseña cómo hemos de vivir.
El SEÑOR ES COMPASIVO
Y MISERICORDIOSO
Jesús sigue hablando y preparando el Reino de Dios pero, para ello,
necesita que las personas cambiemos, que seamos capaces de cambiar nuestra
actitud y forma de vida para crear un mundo mejor.
Ha pasado mucho tiempo y lo hombres no despertamos, no tomamos conciencia
de que tenemos que instaurar la paz, el amor y la justicia porque este es el
estado normal de la humanidad, pero el odio y los egoísmos no nos dejan ver
la luz, y esto impide que cambiemos.
Por ello el evangelista nos ilustra hoy con una parábola que utilizó Jesús
para hacer más comprensible su mensaje. Nos compara con una higuera que no da
el esperado fruto. Esto lleva al dueño de la viña a decidir cortarla, pero su
cuidador pide al dueño que le deje más tiempo, que él la cuida, la quiere, la
protege y seguirá abonándola para intentar que por fin dé fruto.
Esa higuera somos nosotros, nos decimos seguidores pero nuestro fruto
no llega nunca, queremos cambiar a los demás en lugar de cambiarnos
nosotros. Jesús nos nutre cada día con su Palabra, su ejemplo de vida,
pero nosotros seguimos prefiriendo vivir de espaldas a Él, cumplir con la
Eucaristía como rito antes que abrir nuestro corazón y, como el barro en manos
del alfarero, dejarnos amasar.
Fue a buscar fruto en ella y no lo
encontró
Del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9
En aquel tiempo llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas."
Ahora planteamos un tiempo de silencio en que compartimos con Jesús su
Palabra y tratamos de respondernos las siguientes preguntas.
• El pueblo de Dios es la viña de Dios. Yo soy un pedazo de esta viña. Me
aplico la parábola de la viña. ¿Qué conclusiones saco? SILENCIO
• No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador
viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de
aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de
Dios. ¿Qué hacemos para dar fruto? SILENCIO
• ¿Qué hago con las noticias que recibo? ¿Trato de tener una opinión
crítica o sigo la opinión de la mayoría y de los medios de comunicación? SILENCIO
Una vez interiorizado la Palabra de Dios, os queremos plantear la
meditación que realiza el Papa Francisco
No es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos
acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan espontáneamente un poco de
espacio a la comprensión y también a la misericordia.
Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes. La primera es el
conocimiento de sí mismos: saber que hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos
pecadores! Y frente al arrepentimiento, la justicia de Dios... se transforma en
misericordia y perdón. Pero es necesario avergonzarse de los pecados. Es
verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas,
muchos pecados cotidianos, de todos los días…
Y, en segundo lugar, cuando uno piensa: "¡Pero qué corazón tan
pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!" ¡Y se avergüenza! Avergonzarse
ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores.
"Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón". Es sencillo,
pero es tan difícil decir: "He pecado".
SILENCIO
(CANCIÓN)
Para finalizar queremos dar gracias
Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte.
Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto.
Gracias, Jesús, por interceder por nosotros y darnos otra oportunidad para
que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi
vida y aspirar a morir a mi propia comodidad para dar fruto.
Bendición a Jesús, vid verdadera
vid verdadera plantada en nuestra tierra,
cuidada y amada por el Padre,
fecunda en el Espíritu
hasta dar el fruto esperado
del Amor que se entrega hasta el extremo.
En Ti queremos permanecer
para dar frutos
de alegría, paz, justicia y compasión.
Te bendecimos a Ti, Jesús,
vid verdadera a la que estamos unidos
como sarmientos que participan
de su savia buena.
En ti queremos permanecer
para dar frutos
de misericordia, reconciliación y perdón.
Te bendecimos a Ti, Jesús,
el Hijo del Sí sin arrepentimiento,
el Amén de todas las promesas de Dios,
cuyo alimento es hacer la voluntad del Padre.
En Ti queremos permanecer
para poder decir,
con los labios y con la vida:
“Quiero lo que Tú quieres,
sin preguntarme si puedo,
sin preguntarme si lo quiero,
sin preguntarme si lo deseo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El grupo no se hace responsable de los comentarios que se realicen, ni de las manifestaciones que se viertan, reservándose el derecho a la eliminación de aquellos comentarios o manifestaciones contrarios al espíritu del Blog.
The Group is not responsible for comments or statements to be made, reserving the right to eliminate any comment or representations contrary to the spirit of the Blog.